Alberto Jirón

23.01.2015 15:21

Alberto Alexander Jirón Flamenco. Nació el 8 de septiembre de 1991 en Dulce Nombre de María, Chalatenango. En el 2012 ganó el primer lugar en el Certamen de Poesía Universitaria “Tu Mundo en Versos” organizado por el Círculo de Estudio de Lenguaje y Expresión de la Universidad de El Salvador (CELEXUES), con el poemario “Huésped transitorio de las dos residencias”. En el 2013 obtuvo una mención de honor en el Certamen Artístico Cultural “El Justo Juez de la Noche” en la rama de poesía, premio “Roque Dalton”, organizado por el Espacio Cultural Alfonso Hernández de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador con el poemario “Amor, desamor y soledad”. Ha sido incluido en la antología de poesía joven salvadoreña “Invisibles” publicada por la editorial Pirata Cartonera en Venezuela, y en la antología poética “Versos en el aire III” publicada por el colectivo Diversidad Literaria en España, ambas antologías en el año 2014. Además ha publicado su poesía en el periódico “El Universitario”. Ha realizado lecturas poéticas en la Universidad de El Salvador, la Casa Tomada del Centro, en la peña cultural Los Tacos de Paco y en el Festival de poesía Roberto Armijo. En el 2014 impartió el Taller de Escritura Creativa en la Escuela de Invierno organizada por el INFORP UES. Pertenece al Círculo Literario Chicle Chalateco.

 

 

La vida me cruzó por tu camino

 

La vida me cruzó por tu camino

en un día tan claro, de repente,

y se prendió en mi pecho llama ardiente;

ardiente llama que contigo vino.

 

Esencia de lo bello y lo divino

divisé caminando entre la gente,

caminando con paso diligente:

un dulce ángel; regalo del destino.

 

Fuiste el ángel que llega y que no avisa,

que llega así de pronto, inesperado,

desde un cielo jamás imaginado.

 

Y me bastó tan solo tu sonrisa,

y te bastó tan solo mi mirada,

que dijo todo sin decirte nada.

 

 

De “Soledad”

 

Amor no estás. Ahora que te has ido

 

Amor no estás. Ahora que te has ido

es mi gran soledad la compañera,

te llevaste contigo la quimera

y me dejaste solo en el olvido.

 

Me dejaste el recuerdo en lo vivido,

y el beso en el clavel que te venera.

Extraño tu palabra mañanera,

dulce voz endulzándome el oído.

 

Extraño tu silencio tan callado,

tu mirada profunda, tu caricia,

el néctar de tu boca, su codicia.

 

Y el labio que por ti quedó sellado,

extraña de tu beso su delicia,

y el roce de tu poro enamorado.

 

 

 

Si pudiera

 

Si pudiera devorar esta distancia,
este mar de lejanía que nos separa, 
pudiera verte, disfrutar de tu presencia.

Y si pudiera volar para llegar hasta tu lado,
sería pájaro o gorrión sobre tu cielo.

Y si pudiera acelerar el tiempo,
el tiempo cruel que sin verte se hace eterno,
o si pudiera devorar sus horas,
horas largas colmadas de tu ausencia;
lo haría,
lo haría sin pensarlo:
tan solo por verte.